Os cuento en estas líneas mi experiencia de este curso rápido de introducción al Shinobi-ken que tuvimos a lo largo de 2 días y en el que empleamos 6 horas entre un viernes y un sábado.
Un grupo interesante, multi color (en cuanto a los cintos) y de edades comprendidas entre 10 y 50 años hizo que la experiencia fuera, además de formativa, entretenida y variada por cómo respondemos a las mismas indicaciones desde distintas realidades. Ha sido curioso que personas que había visto en el gimnasio manejarse bien con la cata del sable hayan acudido a este curso de introducción del que, se supone, ya sabían todo.
Sin embargo, como sabemos todos los que llevamos algún tiempo practicando e interesados en las artes marciales, el reto está en la superación de uno mismo, incluso en las cosas sencillas (el que quiera convertirse en un guerrero matasamurais hoy en día que se apunte a la legión extranjera y aprenda a manejar explosivos y lo que la ciberguerra nos depara). Hay algo que las artes marciales conferían al guerrero de otras épocas además del manejo de los instrumentos propios del “oficio” más o menos sofisticados y era una filosofía de vida, de sacrificio, de valor del esfuerzo, del “otro”, del HONOR. Tendríamos que tratar de adentrarnos en las órdenes del temple o en las de los cruzados para encontrar algo que se le parezca en nuestra cultura occidental.
Esa filosofía no parece ser, hoy, común en ninguna disciplina, ni deportiva ni profesional. Por eso lo que vi en el curso, y lo que veo en el día a día en nuestro gimnasio, me parece tan especial.
Juan, que ha sufrido y sufre lo suyo (ver su página web http://www.juanhombre.com/AA-JHOMBRE-INDEX.html ) hizo de “aitatxo” de todos desde enseñar a ponerse el cinto (tuvo el detalle de dirigirse a los más pequeños, que lo asumen mejor que los “negros” y no ponernos a los más talluditos en evidencia) hasta la actitud de “espera activa” ante cada movimiento o concatenación de movimientos. También hizo gala de sus conocimientos de la historia y las historias del Japón medieval, de cuando nuestro arte marcial estaba en su apogeo. Historia e historias divertidas, humanas, con referencia a sentimientos y pasiones a-temporales, “de siempre” que nos ayudaron a conocer el porqué de los nombres de algunas técnicas, del porqué de las batallas sangrientas, del porqué “nuestra” espada es más corta y de muchos por ques más.
Junto a él, y traduciendo sus palabras y consejos en movimientos fluidos, y precisos estuvo “Pedrete”. Muy callado al principio pero a medida que transcurrió el evento fue cogiendo confianza y se mostró como una excelente persona, colaboradora, sencilla y con ganas de aprender y de enseñar.
Esta pareja que, por su currículum, podría estar (bueno, de hecho suele estar) enseñando a “profesionales” de distintos ramos: actores, guardas, policía, ejército… estuvo con nosotros tratando de transmitirnos el espíritu de superación (Juan es un vivísimo ejemplo de ello. Con su sola presencia avala todo lo que enseña después), el espíritu del Shinobi-Ken, el espíritu de las artes marciales, su influencia positiva en la vida y para la vida. Suena raro explicar esto a alguien cuando le estás contando que practicas artes marciales, es decir, para la guerra, sinónimo de muerte más que de vida. Pero así era y así es. Lo de “Si vis pacem para bellum” no es un invento moderno, es de mucho antes de que existieran los ninjas y las artes marciales que hoy conocemos.
Así, y para terminar esta corta crónica de esas 2 jornadas estupendas, me quedaría con el espíritu de superación de uno mismo que se trata de transmitir con las artes marciales y de ayudar a los demás desde nuestra privilegiada posición. Efectivamente, si estamos practicando artes marciales es porque estamos sanos, tenemos tiempo y tenemos dinero para ello. Más del 90% de la población humana no tiene estos factores a su favor y el espíritu de Juan y de Pedrete nos han mostrado cómo aprovechar estos dones. “Altius, citius, fortius” es el lema de las olimpiadas que nos vienen este año, “más alto, más rápido y más fuerte”, como Juan.
Muchísimas gracias y hasta pronto.
Javier Aranzeta
Curso Shinobiken 2012